Acerca de la Orientación Vocacional Inclusiva Lic. Nora J. Kanje

La Discapacidad en los tiempos de la inclusión

El término discapacidad viene siendo utilizado en distintos marcos conceptuales que históricamente remitieron primeramente a la exclusión; luego a la integración y en la actualidad a la inclusión.

La diferencia conceptual en cada una de esas etapas amerita reflexionar respecto de sus significados y ahondar en otros conceptos que le otorgan sentido y especificidad más allá de lo que obviamente el término denota.

Cuando el paradigma médico se imponía de modo incuestionable quien portara un déficit se constituía en la persona discapacitada y la exclusión estaba garantizada. La conceptualización> de las necesidades- educativas-especiales, abrió la propuesta a la integración, y a la consideración de la incidencia ejercida por el contexto familiar y social en la constitución del déficit.

Es el concepto de INCLUSION, el que abre una distancia cualitativa respecto de los tiempos precedentes, marco para el cual:

  • todas las personas evidencian diferencias que hacen a su singularidad.
  • el contexto es condicionante de esas diferencias por cuanto elimina barreras o por el contrario… sostiene y/o aumenta las existentes. Intervención sincrónica: aquí y ahora- y diacrónica- esto es en su “historia”-construyendo social y subjetivamente esa diferencia.

Vincular efectivamente estos conceptos: diferencias y contexto provoca un giro conceptual que visibiliza y otorga sentido y habilita a toda propuesta inclusiva. En efecto: si el contexto incide y condiciona – ya no determina- entonces las diferencias – ya no necesariamente dis-capacidadespasan a constituir posibilidades para que el contexto intervenga, por ejemplo minimizando obstáculos y barreras, más que cristalizando discapacidades.

Es este lazo lo que otorga “consistencia” al paradigma de la INCLUSION y se concreta en la legalidad de la que hoy disponemos definiendo a todos los sujetos como sujetos de derecho en términos generales – y específicamente en lo que a nosotros nos atañe- sujetos de derecho a la educación y a la orientación. No “hay que incluir” porque lo dice la ley: la ley lo “dice” porque es posible.

Así como en educación “incluir” implicó dejar de ubicar a la Educación Especial como área en sí misma- tales como lo son los niveles de educación inicial, primaria, media, terciaria, universitariapara considerarla una modalidad que atraviesa a todas las otras áreas y niveles, así también desde la OVO, entendemos necesario que abordar una Orientación Vocacional y Ocupacional para personas con discapacidad adquiere sentido en función sí y solo sí, de una Orientación Vocacional y Ocupacional Inclusiva.

Así, la OVO para personas con discapacidad implica, se enmarca en el desafío de ahondar; construir; diseñar; propuestas, técnicas, estrategias diferenciadas y genuinamente inclusivas en tanto surjan de re- visar qué implica la OVO en sí misma; sus pre- conceptos; los “pre- juicios” que detentamos los orientadores y en lo que significa “incluir” para quienes abordan la OVO en general y no sólo para aquellos que eligen orientar a “personas con discapacidad”.

Es desde esta mirada que nos abocamos y convocamos a consolidar una OVO INCLUSIVA que
otorgue sentido a la implementación de toda técnica y propuesta vinculada a la singularidad de cada consultante todos/as inexorablemente, diferentes. Parafraseando a Alicia Fernández sostenemos que: para que un sujeto se oriente, debe haber alguien que quiera orientarlo, que crea que es posible y que cree condiciones para que ello suceda.

Las formulaciones de la OMS en su clasificación de la discapacidad, remiten cuanto menos a los siguientes aspectos, solidarios con lo hasta aquí expresado y que ponderamos: la funcionalidad versus el “déficit”. El contexto y sus posibilidades de intervención frente a las diferencias. Así como la escuela de la “modernidad” se constituyó en torno de los hoy visibilizados y llamados “determinantes duros”: el tiempo/ el espacio/ los roles, nos proponemos asumir como orientadores, las “determinaciones” que visibilizadas o no , nos atraviesan a la hora de orientar vocacional y ocupacionalmente. Más aún: a avanzar en el camino de revertirlas.

Sin duda siendo parte de una sociedad que desconoció durante mucho tiempo la posibilidad de “futuro” para las “personas discapacitadas” y su lugar como sujetos de derecho, quedamos determinados – más que condicionados – a orientar sólo algunos: los egresados de escuelas “formales» y comunes.

Este es por lo tanto el desafío que APORA asume: el de generar las condiciones de posibilidad para una OVO inclusiva, que involucra a todos los orientadores más allá de aquéllos que específicamente elijan ser los orientadores de “personas con discapacidad”, entendiendo que es sólo desde allí que podremos genuinamente elegir orientar y construir lo que cada sujeto en su singularidad y diferencia requiera para que pueda poner en palabras su propio proyecto y apostar a él.