La Discapacidad en los tiempos de la inclusión
El término discapacidad viene siendo utilizado en distintos marcos conceptuales que históricamente remitieron primeramente a la exclusión; luego a la integración y en la actualidad a la inclusión.
La diferencia conceptual en cada una de esas etapas amerita reflexionar respecto de sus significados y ahondar en otros conceptos que le otorgan sentido y especificidad más allá de lo que obviamente el término denota.
Cuando el paradigma médico se imponía de modo incuestionable quien portara un déficit se constituía en la persona discapacitada y la exclusión estaba garantizada. La conceptualización> de las necesidades- educativas-especiales, abrió la propuesta a la integración, y a la consideración de la incidencia ejercida por el contexto familiar y social en la constitución del déficit.
Es el concepto de INCLUSION, el que abre una distancia cualitativa respecto de los tiempos precedentes, marco para el cual:
- todas las personas evidencian diferencias que hacen a su singularidad.
- el contexto es condicionante de esas diferencias por cuanto elimina barreras o por el contrario… sostiene y/o aumenta las existentes. Intervención sincrónica: aquí y ahora- y diacrónica- esto es en su “historia”-construyendo social y subjetivamente esa diferencia.
Vincular efectivamente estos conceptos: diferencias y contexto provoca un giro conceptual que visibiliza y otorga sentido y habilita a toda propuesta inclusiva. En efecto: si el contexto incide y condiciona – ya no determina- entonces las diferencias – ya no necesariamente dis-capacidadespasan a constituir posibilidades para que el contexto intervenga, por ejemplo minimizando obstáculos y barreras, más que cristalizando discapacidades.
Es este lazo lo que otorga “consistencia” al paradigma de la INCLUSION y se concreta en la legalidad de la que hoy disponemos definiendo a todos los sujetos como sujetos de derecho en términos generales – y específicamente en lo que a nosotros nos atañe- sujetos de derecho a la educación y a la orientación. No “hay que incluir” porque lo dice la ley: la ley lo “dice” porque es posible.
Así como en educación “incluir” implicó dejar de ubicar a la Educación Especial como área en sí misma- tales como lo son los niveles de educación inicial, primaria, media, terciaria, universitariapara considerarla una modalidad que atraviesa a todas las otras áreas y niveles, así también desde la OVO, entendemos necesario que abordar una Orientación Vocacional y Ocupacional para personas con discapacidad adquiere sentido en función sí y solo sí, de una Orientación Vocacional y Ocupacional Inclusiva.
Así, la OVO para personas con discapacidad implica, se enmarca en el desafío de ahondar; construir; diseñar; propuestas, técnicas, estrategias diferenciadas y genuinamente inclusivas en tanto surjan de re- visar qué implica la OVO en sí misma; sus pre- conceptos; los “pre- juicios” que detentamos los orientadores y en lo que significa “incluir” para quienes abordan la OVO en general y no sólo para aquellos que eligen orientar a “personas con discapacidad”.
Es desde esta mirada que nos abocamos y convocamos a consolidar una OVO INCLUSIVA que
otorgue sentido a la implementación de toda técnica y propuesta vinculada a la singularidad de cada consultante todos/as inexorablemente, diferentes. Parafraseando a Alicia Fernández sostenemos que: para que un sujeto se oriente, debe haber alguien que quiera orientarlo, que crea que es posible y que cree condiciones para que ello suceda.
Las formulaciones de la OMS en su clasificación de la discapacidad, remiten cuanto menos a los siguientes aspectos, solidarios con lo hasta aquí expresado y que ponderamos: la funcionalidad versus el “déficit”. El contexto y sus posibilidades de intervención frente a las diferencias. Así como la escuela de la “modernidad” se constituyó en torno de los hoy visibilizados y llamados “determinantes duros”: el tiempo/ el espacio/ los roles, nos proponemos asumir como orientadores, las “determinaciones” que visibilizadas o no , nos atraviesan a la hora de orientar vocacional y ocupacionalmente. Más aún: a avanzar en el camino de revertirlas.
Sin duda siendo parte de una sociedad que desconoció durante mucho tiempo la posibilidad de “futuro” para las “personas discapacitadas” y su lugar como sujetos de derecho, quedamos determinados – más que condicionados – a orientar sólo algunos: los egresados de escuelas “formales» y comunes.
Este es por lo tanto el desafío que APORA asume: el de generar las condiciones de posibilidad para una OVO inclusiva, que involucra a todos los orientadores más allá de aquéllos que específicamente elijan ser los orientadores de “personas con discapacidad”, entendiendo que es sólo desde allí que podremos genuinamente elegir orientar y construir lo que cada sujeto en su singularidad y diferencia requiera para que pueda poner en palabras su propio proyecto y apostar a él.